La Plenitud del Ser Humano: ¿Un Estado permanente o un Instante fugaz?
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha buscado la plenitud como si fuera el santo grial de la existencia. Pero, ¿Qué significa realmente ser pleno? ¿Es un estado permanente o solo momentos fugaces de bienestar? La psicología nos ofrece una perspectiva profunda para analizar esta inquietud y entender mejor nuestra experiencia humana.
¿Qué es la plenitud?
La plenitud puede definirse como una sensación de satisfacción, equilibrio y bienestar en diferentes ámbitos de la vida. Implica sentirse en paz con uno mismo, con los demás y con el mundo. Sin embargo, este concepto es subjetivo: lo que para una persona representa plenitud, para otra puede ser irrelevante o inalcanzable.
Desde la psicología, la plenitud se asocia con el bienestar emocional y el sentido de vida. Viktor Frankl, creador de la logoterapia, señalaba que encontrar un propósito en la vida nos lleva a una mayor sensación de plenitud. Por su parte, la psicología positiva de Martin Seligman destaca que el bienestar se construye a través de factores como las emociones positivas, el compromiso, las relaciones, el sentido y los logros.
¿Es la plenitud un estado permanente?
Muchas personas buscan alcanzar un estado de plenitud constante, como si fuera un destino definitivo. Sin embargo, desde una perspectiva psicológica, la plenitud es más bien un proceso en constante movimiento. La vida está llena de cambios, retos y emociones fluctuantes, lo que hace que la sensación de plenitud también varíe con el tiempo.
Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel, distingue entre el "yo experimentador" y el "yo recordador". Mientras que el primero vive el presente y experimenta emociones momentáneas, el segundo construye una narrativa basada en recuerdos y significado. La plenitud, entonces, puede experimentarse en instantes de conexión y gozo, pero también en la reflexión sobre una vida bien vivida.
Reflexionando sobre nuestra propia plenitud.
La plenitud no es un destino final, sino un estado que podemos cultivar en el presente a través de la atención plena, la gratitud y la alineación con nuestros valores. En lugar de perseguirla como algo absoluto, podríamos preguntarnos: ¿En qué momentos de mi vida me he sentido más pleno? ¿Qué estaba haciendo en esos momentos? ¿Qué factores internos y externos influyeron en ello?
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Ejercicio: Diario de Plenitud
Este ejercicio te ayudará a identificar los momentos en los que experimentas plenitud y a reflexionar sobre cómo puedes fomentar más de esos instantes en tu vida.
Cada noche, antes de dormir, anota tres momentos del día en los que te hayas sentido pleno o satisfecho.
Describe qué estabas haciendo, con quién estabas y cómo te sentiste en ese instante.
Reflexiona: ¿Qué patrones se repiten? ¿Cuáles son los factores que más contribuyen a tu sensación de plenitud?
Basado en tu diario, identifica acciones concretas que puedas incorporar más seguido en tu vida para generar más plenitud.
Conclusión
La plenitud es más que un estado permanente; es una construcción diaria hecha de pequeños momentos de significado y bienestar. No se trata de alcanzarla y aferrarnos a ella, sino de aprender a reconocerla, apreciarla y cultivarla a lo largo de nuestra vida. Quizás la plenitud no sea un destino, sino la forma en que elegimos vivir el viaje.

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